
Chau a las harinas!
Hay personas que piensan que ser vegetarianos es la clave para mejorar la salud pero esto no es tan así… Hay alimentos que aún siendo vegetales no son 100% saludables, no se trata sólo de carnes y lácteos. Y es que el trigo, el azúcar y la soja pueden resultar adictivos.
Durante generaciones se nos ha convencido que el trigo, por ejemplo, es un alimento sano, pues además es un cereal barato dando la capacidad e alimentar a muchas personas. Sin embargo y aunque tenga muchos nutrientes, cuando se come trigo refinado o integral en forma de pasta, pizza o galletas sucede que aumenta la glucosa en sangre y aparecen las ansias de comer dulces.
En sintesis, el trigo acidifica el organismo por su contenido en ácido fitico. Para neutralizar el exceso de acidificación se utilizan las reservas alcalinas del cuerpo (calcio de los huesos y los dientes) para así mantener el PH de la sangre. Es decir que, en forma indirecta, el trigo podría generar descalcificación y caries.
Por otro lado, la mayoría de las personas padecemos algún tipo de intolerancia al gluten del trigo (su proteína) en mayor o menor grado, lo que desemboca en posibles alergias y asma.
¿Consejo? El deseo de harinas puede suplantarse perfectamente por cereales como el arroz integral, mijo o quinoa y elaborar excelentes platos que nos nutran y satisfagan igual o en mayor medida que un alimento hecho con harina de trigo.
Respecto del consumo de azúcar es sabido que aumenta los niveles de insulina en sangre, así como la obesidad, problemas cardíacos y diabetes.
La insulina crea en el cerebro un estado adictivo y si bien los alimentos no son drogas, los hongos y levaduras que viven en nuestro organismo, están más que contentos cuando las consumimos.
El azúcar impide en cierta medida la absorción de nutrientes, implicándose en caries, diabetes, alcoholismo, hipoglucemia, varices, etc.
Por último, es cierto que la soja es una legumbre que contiene todos los aminoácidos esenciales, ácidos grasos omega 3 y vitaminas del grupo B, pero a la vez presenta propiedades tóxicas ya que contiene un elevado nivel de aluminio. Esto hace de la soja un alimento muchas veces nocivo, es por eso que se permite su consumo de forma fermentada y orgánica, lo que acña conocemos por miso. Como consecuencia de los altos niveles de ácido fitico en la soja, podemos asumir la disminución de absorción de calcio, magnesio, hierro y zinc. Además, y debido a las altas temperaturas que se utilizan en su procesamiento, se desnaturaliza la proteína haciéndola, en muchas personas, indigestible.
En conclusión, la soja que comúnmente consumimos está genéticamente modificada y posee glifosato, herbicida que se utiliza para eliminar la competencia de malezas con los cultivos y que puede resultar causante de efectos crónicos en los seres humanos.
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