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Cumbre de desertificación de Naciones Unidas en Buenos Aires

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Del 21 de septiembre al 2 de octubre

El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Homero Bibiloni, aseguró que la desertificación “lidia con lo más antipático, que es la pobreza estructural” y lo diferenció del cambio climático, al señalar que primero tiene una lógica más local, mientras que el calentamiento global “se maneja con una lógica global”.

“La desertificación lidia con lo más antipático que es la pobreza estructural. Eso no vende, no es marquetinero. Entre comillas podemos decir que es ‘desagradable mostrarlo’ porque muestra que la sociedad no ha generado soluciones para esta gente”, precisó.

En el marco de la novena Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (COP 9), que se está realizando en la ciudad de Buenos Aires, Bibiloni hizo un análisis sobre lo que significa el tema a nivel nacional.

“El problema de la desertificación lo tenemos en La Quiaca, en Tierra del Fuego, en Formosa, en Salta, en Jujuy, y son temas locales, es con gente local”, dijo a Télam tras recibir productos naturales y artesanales de manos de un grupo de mujeres que integran el proyecto “Saberes y secretos de las tierras secas”.

Bibiloni precisó que “el problema de los gases de efecto invernadero reporta a otro sector; a las industrias y a los países que han emitido por demás. No son lógicas compatibles, no es homogénea. Entonces, no lo tenemos que mezclar”.

Para el funcionario, “si todo va al cambio climático, vamos a la lógica de los mercados que necesitan por supervivencia imponer esta nueva lógica. Nosotros no compartimos esta visión porque prima la economía sobre la política y la política define los intereses de lo colectivo, en cambio el mercado defiende los intereses del propio mercado”.

“El cambio climático trata de ser la madre de las convenciones y creemos que desertificación no puede fusionarse ni ir detrás porque el cambio climático tiene la lógica de la globalización, mientras que la desertificación tiene la lógica de lo local”, concluyo.

A otros lugares del mundo como en el África subsahariana ya está sufriendo los efectos del cambio climático en la pérdida de fertilidad y productividad del suelo que se traduce en escasez de alimentos

Naciones Unidas estima que para 2020 la desertificación forzará a 135 millones de personas -la población combinada de Francia y Alemania- a abandonar sus hogares para buscar una vida mejor. Las regiones más vulnerables ante este fenómeno ambiental son el África subsahariana y Asia central; en el Sahel y en el Cuerno de África ya se viven situaciones de grave crisis y las previsiones para 2020 hablan de 60 millones de desplazados en el Africa subsahariana.

La lluvia en Senegal ha descendido un 50% en los últimos años, algo que queda reflejado en el documental “Tukki, la huella ambiental” que muestra cómo la degradación de la tierra, la sobrepesca, la deforestación o el cambio climático obligan a miles de senegaleses a emigrar desde el sur del país a la capital, Dakar. La falta de lluvias unida al aumento de las temperaturas y a flujos de agua cada vez menos predecibles, ya está provocando cosechas irregulares e insuficientes y, por tanto, escasez de alimentos. Debido al cambio climático se prevé que la producción agrícola en Senegal podría descender en un 50%.

La desertificación cuesta a la economía mundial unos 42 billones de dólares cada año, sin embargo el coste humano es incalculable. Las opciones de desarrollo y bienestar de las poblaciones empobrecidas de los países del Sur están estrechamente vinculadas a la tierra; de ella obtienen directamente el alimento y es la base de la agricultura, la ganadería y el sector forestal, actividades productivas que representan su principal fuente de ingresos.

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