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Terminó de derretirse el nevado boliviano de Chacaltaya (camino frío, en aymara)

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Las fotografías tomadas recientemente por científicos en Bolivia muestran que lo que queda del majestuoso glaciar del Chacaltaya, cuya antigüedad ronda los 18.000 años, son unos trozos de hielo cerca de la cima.
La que había sido la pista de esquí más alta del mundo ahora ya ni siquiera existe. El nevado Chacaltaya, con una altura de 5.300 metros sobre el nivel del mar, ubicado a dos horas de La Paz, terminó por derretirse seis años antes de lo que habían previsto los expertos.
El hielo del Chacaltaya (camino frío, en aymara) empezó a desaparecer en los años 80.
Hace 10 años, el Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la Universidad Mayor de San Andrés advirtió que el glaciar sobreviviría hasta el 2015. Sin embargo, en marzo pasado se registró su desaparición.
El deshielo del nevado Chacaltaya es sólo una advertencia, pues ese impacto negativo del cambio climático se puede extender a toda la cadena montañosa de los Andes.
El encargado nacional del Proyecto Regional Andino contra la Reflexión de los Glaciares, José Luis Gutiérrez, alertó que los efectos en Chacaltaya son irreversibles.
«Nunca más tendremos la pista más alta de sky del mundo. Pero ese problema también puede pasarle a los otros glaciares de nuestra Cordillera Real», advirtió en una entrevista breve con la agencia Xinhua.
Se le interrogó si hay una proyección del tiempo en el cual sucederá el deshielo.
Aunque ha advertido que sería una ligereza dar un cálculo certero, estimó que en 40 años puede verse el impacto.
La ministra de Cooperación Internacional de Suecia, Gulliva Carlsson, encabezó en marzo pasado la comisión internacional del gobierno de Suecia al Chacaltaya para comprobar los efectos del calentamiento global en los nevados bolivianos.
En esa ocasión, indicó que debido a que el impacto del efecto invernadero es mundial, el deshielo ya se vio en el Kilimanjaro de Tanzania y en Los Alpes europeos.
Carlsson demandó la participación de las personas para luchar contra el efecto invernadero.

Otros Glaciares
Ante estos hechos, la agencia ALC publicó este lunes una entrevista con Edson Ramírez, director asistente del Instituto de Hidráulica e Hidrología, en la que señala que la desaparición del Chacaltaya se debe «a la interacción de la acumulación de los gases de efecto invernadero y la elevación de las temperaturas medias globales».
Otros glaciares bolivianos, como el emblemático Illimani, montaña de 6.462 metros sobre el nivel del mar, que se alza al sureste de La Paz, podrían derretirse en 30 años.
El 71 por ciento de los glaciares tropicales que se encuentran en la Cordillera de los Andes están en Perú, el 20 por ciento en Bolivia, el 4 por ciento en Ecuador y el 4 por ciento en Colombia.
Su desaparición pone en riesgo los suministros de agua, energía y alimentos para millones de personas.
Según Juan Carlos Sánchez, integrante del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de las Naciones Unidas, «probablemente la evidencia más clara y mejor documentada del cambio climático en América Latina sea la fusión de los hielos en los glaciares de la Cordillera de los Andes».
Por ejemplo, sostiene Sánchez en un artículo publicado por la revista venezolana «Analítica», «Perú cuenta con 3.044 glaciares cuya área se redujo en 22 por ciento en el periodo 1970-1997, lo cual equivale a una reducción de las reservas de hielo de 11.300 millones de metros cúbicos».
Dicha disminución ha sido más pronunciada en el caso de los glaciares de menor tamaño ubicados en altitudes inferiores a los 5.500 metros sobre el nivel del mar.
Ello representa una importante pérdida de recursos hídricos de origen glaciar del orden de 7.000 millones de metros cúbicos.
El Cotopaxi y el Antisana, en Ecuador, ya han perdido entre 30 y 50 por ciento de su cobertura de hielo.
«Para Ecuador, los glaciares son de capital importancia debido a que son fuente de abastecimiento de agua de riego en los valles centrales del país y aseguran el suministro de agua de consumo para la ciudad de Quito», manifestó Sánchez.
En Colombia, ocho de sus 15 glaciares se extinguieron en los últimos 50 años, y en los restantes siete se ha evidenciado en los últimos cinco a 10 años un retroceso de aproximadamente 20 metros por año.
«La fusión de los hielos en los glaciares somete a riesgos a los pueblos vecinos», dijo Sánchez.
«En el corto plazo, el deshielo ocasiona una sobrecarga en los reservorios de agua y desprendimientos de masas de hielo, que se traducen en inundaciones, avalanchas y aludes», agregó.
A más largo plazo, puede ocurrir una reducción importante de la disponibilidad de agua para consumo humano, agricultura y generación hidroeléctrica.
La alteración de los ecosistemas de montaña debido al deshielo coloca en riesgo de extinción a numerosas especies por el deterioro y destrucción del hábitat.

Fuente: Noticias Aliadas

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